miércoles, 3 de noviembre de 2021

MENSAJE CATOLICO DE NOVIEMBRE 2021

Con gusto les saludo iniciando el mes de noviembre con una fiesta muy bonita: Solemnidad de todos los santos, cuya oración colecta de la misa dice:


"Dios todopoderoso y eterno, que nos concedes venerar los méritos de todos tus santos en una sola fiesta, te rogamos por las súplicas de tan numerosos intercesores, que en tu generosidad nos concedas la deseada abundancia de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucriso...", expresó el párroco de Progreso, Pbro. Óscar Manuel Cetina Vega, en su mensaje por inicio de mes.

Esta oración nos señala el sentido de esta celebración que tiene dos objetivos: por un lado celebramos el mérito de todos los santos; por otro, imploramos la misericordia de Dios a través de estos santos que son intercesores.

Las bienaventuranzas que leemos en el Evangelio del día, describen la actitud de fondo con la que el hombre dispone y acoge el Reino de Dios. Son auténtico camino y expresión de santidad cristiana, pues encarna y anuncia los mismos sentimientos y opciones de Jesús.

Asimismo, esta fiesta no se limita a admirar y celebrar la gracia de Dios que ha sido derramada en los hombresy mujeres que se han acercado a la santidad de Dios, sino los creyentes también queremos seguir avanzando en nuestro peregrinaje a la santidad de Dios y que la ejemplaridad de la vida de los santos sean motivo de esperanza para nosotros y un verdadero estimulo en nuestro camino al cielo.

Con la Solemnidad de Cristo Rey, finalizamos los domingos del Año Litúrgico. Centramos la mirada y el corazón en Cristo, centro del universo y de la historia, a quienes reconocemos como Rey, pero no desde la perspectiva humana, sino desde la perspectiva de la fe. Jesús mismo en el Evangelio que leemos en la misa del día, nos explica la naturaleza de su reino, afirmando que su misión es ser "testigo de la verdad", un término que en el Evangelio de Juan designa la plena revelación de Dios en Cristo su enviado.

Quien conoce y acepta esta Verdad como fundamento de su vida, pertenece al Reino de Cristo.

El reinado de Cristo se presenta como sacrificio de sí mismo hasta el extremo como obediencia absoluta al Padre, incluso la muerte, y una muerte de cruz.

Con su predicación, sus obras, e incluso su muerte y resurreción gloriosa, Cristo hace presente el Reino de Dios, un reino eterno que se opone a todo tipo de dominio y violencia, un Reino de verdad y de luz.

Con esta solemnidad celebramos, pues, un nuevo orden de relaciones entre Dios y el ser humano. Que nuestra participación en la Eucaristía nos ayude a formar parte cada día más plenamente de ese Reino, finalizó.

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