En este inicio de año, para muchas personas los días normales son dedicados al trabajo o a las labores escolares y los fines de semana son dedicados a los tiempos de convivencia y diversión, pero para otras, menos afortunadas, es casi a diario la rutina de trabajar para poder salir adelante, sobretodo en tiempos de crisis.
Casi a diario, una cantidad considerable de personas sale a las calles del puerto para recorrer diversas plazas, restaurantes y playas con el fin de pepenar objetos que puedan vender, lo que sin duda refleja la desesperación de cierto sector de la población para poder obtener un ingreso económico.
Personas jóvenes, maduras e incluso que han llegado a la tercera edad, se dedican desde hace tiempo a hacer labores de recolecta de latas de aluminio, botellas tipo pet, papel periódico o cartón y una vez que logran juntar una cantidad considerable la llevan a vender a algún lugar en donde se paga por este tipo de material.
La situación económica en el país es de tal gravedad, que hay quienes la comparan a la de países con serias crisis económicas como en Centroamérica y Sudamérica, donde la desesperación no encontró respuesta y la gente busca lo necesario para poder sobrevivir.
Si bien es cierto que en nuestro país no se ha llegado a límites tan extremos, bueno sería que las autoridades intervengan para tratar de evitar que las cosas empeoren pues lo que siente una persona necesitada no es lo mismo que siente una persona con solvencia económica que tiene asegurada o satisfecha sus necesidades básicas.
En este puerto, se estima que decenas de personas de casi todas las edades se dedican a las labores de pepena, muchas de las cuales han tomado como punto de referencia los salones sociales o culturales, en donde, tras la celebración de algún festejo, piden o solicitan permiso a los organizadores para pasar a recoger los envases desechables y demás material que les pueda servir.
Lo que mejor se cotiza en estos momentos es la recolecta de cobre, que se paga entre los cinco y diez pesos por kilogramo, aunque, está claro que varían según el negocio, señala don Mario Chan.
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