Hace unos días un señor, militar jubilado escuchó que por el patio entraron a robarle sus pertenencias pero como él anda armado saca el arma y amenazó a los rapazuelos que querían robarle y huyeron, contó doña María Dzul.
También mi hija casi fue víctima del vandalismo que asola al lugar pues quisieron robarle, al entrar por el techo, su lavadora nueva, agregó.
Las cosas no paran allí pues en varios lugares se han dado robos en la comisaría y los grupos vandálicos se reúnen en una casa rosada a la entrada del lugar, pero la Policía cuando intenta detenerlos son recibidos a pedradas.
No se calmaron hasta que intervinieron los militares después de la Navidad cuando se llevaron a tres pandilleros, de los cuales no se ha sabido nada de ellos desde entonces, subrayó.
Otras personas comentaron que a raíz de que llegan muchas familias foráneas de Tabasco, Veracruz, Campeche éstos se han apoderado de casas o viviendas abandonadas, haciéndolas como que son de su propiedad.
Meten sus cosas, pintan las fachadas y dan de alta el servicio de energía eléctrica y agua potable, sin que las viviendas les cuesten un solo peso, relataron. Si la policía los quiere sacar los reciben a pedradas o con machetes.
Incluso las familias foráneas ya trajeron culturas y costumbres de otras partes de donde provienen: ya que abrieron dos iglesias dedicadas a la Santa Muerte, tanto en la entrada como en la sección del IVEY de dicha comisaría.
Las familias porteñas que viven allí atemorizadas si acuden a la comisaría Guadalupe Quiñones ésta o se encierra por miedo en su casa o les responde: Que se maten entre ellos mismos, total los muertos los metemos a las patrullas, que para eso están, concluyeron.
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