Los intendentes se disponían a limpiar las aulas y a preparar la cisterna cuando descubrieron el cadáver.
El intendente Manuel Estrella pensó que el velador, a quien conocen como “Chito Bote”, estaba dormido, así que le habló varias veces.
Al no recibir respuesta y ver que no se movía, lo reportó los maestros y le pidieron que avisara a Álvaro Canto, intendente del turno vespertino, quien llegó al colegio con José Marcelino Chan Tec, uno de los nueve hijos del infortunado.
En el plantel sólo se quedaron los docentes y la directora, Rosa Isela Novelo.
Al poco rato llegaron la comisaria municipal, Patricia Medina Flores; Carlos Argáez, director del Centro de Salud, y policías municipales.
El velador murió de un infarto cardiaco, se averiguó.
Estaba enfermo del corazón, dijo su viuda, María Cristina Tec Canché, luego que su hijo José Marcelino le avisó del fallecimiento tras identificar el cuerpo
(Diario de Yucatán)
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