jueves, 1 de enero de 2015

MENSAJE DE AÑO NUEVO DE IGLESIA CATOLICA

Hermanos y hermanas, estamos a unas horas de terminar un año más de vida que el niño Jesús nos concede, y bien vale la pena que cuestionemos cómo hemos aprovechado todo este tiempo, porque seguramente tuvimos muchos momentos felices, de manera personal, como familia, y como comunidad cristiana. Sin embargo corremos el peligro de que en del 2015, cometamos los mismos errores, tengamos los mismos problemas, continuemos con nuestros resentimientos y arrastrando nuestros defectos. Se nos da una nueva oportunidad de vida, tenemos que ser objetivos, se presentan incertidumbres ante el futuro, debemos de vivir en la certeza de saber que el Señor está de nuestro lado y por lo tanto trabajar arduamente en manifestar esta presencia, evitando toda clase de angustia, pesadumbre, miedo y manifestemos nuestra fe que no es una mera repetición de cosas y palabras: San Pablo en su carta a los romanos dice: pongámonos la armadura de la luz. Andemos como en pleno día, con dignidad. (Rom. 13, 12-13ª)

Además iniciamos el año con la protección y bendición de la Virgen María madre de Dios, ella camina junto y con nosotros todos los días del año. María es la mujer que recibe y acompaña la vida hasta el final, tal como lo hizo con su Hijo; con todos los problemas que se puedan presentar y todas las alegrías que da también la vida. Pues ella es la mujer del SILENCIO, de la PACIENCIA, que soporta el dolor, que enfrenta las dificultades con VALENTIA y que sabe alegrarse con las alegrías de su Hijo.

Ella es el modelo a imitar durante el año 2015. Digo esto porque es común que al iniciar un año hagamos propósitos, y tal vez puedan ayudarnos estas actitudes que tomamos de la vida de la Virgen María….En primer lugar…EL SILENCIO, necesitamos de Dios, por eso hay que hacer oración, acercarnos a los Sacramentos, especialmente a la Eucaristía. Leer y escuchar la palabra de Dios. A veces pensamos que “es un premio para los perfectos y perdemos de vista que es un generoso remedio y un alimento para los débiles”;(La alegría del Evangelio) que benéfico será para nuestra comunidad de Progreso tener a mas hermanos que se acerquen a la confesión con frecuencia, que legitimen su vida matrimonial, que confirmen su fe, fortaleciendo de esta manera su vida de cristianos.

A continuación la PACIENCIA y bien que nos hace falta, pues casi todos nuestros males y pecados son porque perdemos la paciencia. Paciencia para con los hijos, hermanos, abuelitos y en el matrimonio, San Pablo dice: “El amor es paciente”, y a veces eso falta a muchas parejas. Poner en práctica esta virtud para resolver sus diferencias.

También paciencia en el trabajo y en el uso correcto del dinero; creo conveniente recalcar lo que dice el Papa Francisco en cuanto al dinero: "¡El dinero debe servir y no gobernar!” muchas de nuestras grandes frustraciones e impaciencias están en que el dinero no alcanza, o las deudas aumentan, eso es cierto, y de hecho es una gran injusticia que pocos tengan mucho y otros muchos no tengan lo suficiente a veces para vivir, debemos de servirnos de los medios materiales para hacer una comunidad justa y prospera, y no una comunidad en donde se le quite a los demás lo que les corresponde, quienes tienen medios suficientes “deben ayudar a los pobres, respetarlos, promocionarlos” y quienes reciben ayuda deben de ser agradecidos y responsables con la caridad recibida. La ayuda económica debe ser de manera desinteresada. (La alegría del Evangelio). Además no nos hará falta el dinero si somos honestos, responsables y cuidamos el trabajo.

Estamos condicionados y programados para dar respuestas inmediatas. Nos molestamos cuando algo no funciona como queremos.
No nos gusta esperar, nos impacientamos con facilidad.
Debido a esta impaciencia perdemos todo lo bueno de la vida. Nos enojamos y nos llenamos de resentimiento hasta que, finalmente, nos sentimos insatisfechos y descontentos con la vida.

¿Cómo lograr y mantener el equilibrio? Hagamos como lo haría un sembrador en el campo: Selecciona el terreno y, según la temporada, siembra las semillas apropiadas. El disfruta de su trabajo: labra la tierra, esparce las semillas y más tarde riega la planta; sin embargo, en última instancia sabe que es la naturaleza la que manifestará su milagro de vida. MUCHAS COSAS NO DEPENDEN DE NOSTROS.

Debemos ENFRENTAR LAS DIFICULTADES DE LA VIDA Y SI SON TRISTES SOPORTAR EL DOLOR Y SEGUIR VIVIENDO CON ALEGRIA. En la Biblia en el libro de Josué 1,9. Dice. “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Yahvéh tu Dios estará contigo a dondequiera que vayas”. La alegría de que el Señor está con nosotros es verdaderamente gratificante; esta es la razón por la cual debemos esforzarnos y ser valientes. Porque no todo es alegría en la vida; tanto así como momentos alegres los hay también difíciles y tristes. Pero recordemos que no estamos solos, el Señor está conmigo, contigo y con todos nosotros.

Llevemos y mantengámonos en la alegría, que no es la ausencia de problemas, sino en la presencia de Dios, que propone caminos de cambio y construcción comunitaria y que hace cosas grandes entre nosotros. Esta alegría ha de estar fundada en la realidad y en la prevención y construcción del futuro. (La alegría del Evangelio).

Jesucristo nos invita a romper los esquemas aburridos en los cuales pretendemos encerrarlo pero el Señor es el Dios de las sorpresas y nos sorprende con su constante creatividad divina es necesario que nos abramos a la novedad, a la belleza de un cristianismo que no es “otra vez lo mismo” sino que es siempre un “hacer nuevas las cosas desde Cristo” (Ap 21,5). (La alegría del Evangelio).

En fin, Dios que nos ha permitido llegar a un nuevo año nos presenta a su Madre la Virgen María como modelo a seguir, y tomemos pues estas tres actitudes: Hacer silencio para escuchar la voz de Dios, tener paciencia y serenidad y llevar con alegría y valentía nuestras dificultades; viviendo y poniendo en práctica estas actitudes tendremos un año lleno de Amor, gracia y bendición.

Por último pidamos para que el 2015 que será año de elecciones, no nos dividan y que los candidatos a elección popular dejen a un lado sus intereses particulares y busquen ante todo el bien común y el progreso de nuestra ciudad. Realizando sus campañas con transparencia, honestidad y que sus propuestas se puedan realizar.

En el libro de los números 6, 22-27, Dios le dice a Moisés: “Di a Aarón y a sus hijos: El Señor te bendiga y te proteja, haga resplandecer tu rostro sobre ti y te conceda su favor. Que el Señor te mire con benevolencia y te conceda la paz”.

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