Se trata de un primer esfuerzo por reforzar el trabajo pastoral a favor de los jóvenes para que se acerquen a Dios. El Viacrucis siguió las estaciones tradicionales del Evangelio, solo que sus reflexiones y signos eran totalmente juveniles. Por ejemplo, en algunas estaciones se les pidió a los jóvenes arrodillarse en el pavimento o postrarse incluso, en otra que se pusieran una etiqueta con el lema "yo soy culpable", en otra se les pidió que ofrecieran a sus coordinadores algo de valor (donde muchos de ellos ofrecieron sus celulares, mismos que se les devolvió al final de la celebración).
Durante las estaciones iban cargando un cruz grande entre varios jóvenes, la misma que al llegar a las estaciones era elevada para estar a la vista de todos. La cruz iba presidida por tres jóvenes que representaban a Jesús, la Virgen María y San Juan. Sin duda, se notó una grande asistencia y participación.
El sábado santo por la noche, los jóvenes se reunirán en el cementerio general para el inicio de la Vigilia Pascual. Allí tendrán su reflexión entorno al Sepulcro de Jesús, y después serán enviados al Campo Hidalgo con sus Antorchas Pascuales donde anunciarán al pueblo congregado para la Vigilia que el cuerpo de Jesús ya no está en el Sepulcro y no saben que ha pasado con Él e inmediatamente después, con unas de sus antorchas, se encenderá el fuego nuevo.
Los organizadores esperan que este sea el primer esfuerzo serio de tantos por acercar la Semana Santa a los jóvenes y que vean que también ellos pueden vivir su Semana Santa con un estilo juvenil.
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