La piratería, al amparo de las autoridades, sigue reinando en el puerto.
Lo mismo hay películas que discos de música, artículos producidos en China como mp3, bocinas, juguetes, bultos, luces de colores, perfumes, gorras, sandalias, etc.
Para los progreseños ya no se hace extraño el encontrar en las céntricas calles del puerto gente que venda cientos de estos productos y nadie ve nada ilícito en la compra-venta de este tipo de productos.
Todo esto para mal de los creadores de los productos originales. En lo que a películas se refiere, la calidad es mala, el subtitulaje es malo y de paso contribuye a la vez a que no se continúen produciendo películas.
Como ejemplo se tienen esas películas grabadas con cámara en mano, y luego subtituladas por medio de un programa que convierte lo escrito en inglés a algo cercano al castellano.
La piratería ha crecido gracias a la complicidad de las autoridades, que si quisieran cerrarían de una vez por todas este tipo de negocios.
A esta problemática se le añade el elevado precio de las películas en los cines, que de alguna manera contribuye a que la gente siga consumiendo piratería. En México es uno de los países donde más se paga por ver una película en una sala, el 70% del salario mínimo.
A final de cuentas, la gente opta por adquirir una copia pirata de 10 0 15 pesos que ir a una sala de cine a pagar de entre 50 a 65 pesos la entrada.
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