Desde temprana hora decenas de turistas descienden de los majestuosos barcos de recreo que llegan dos a la semana al puerto de Proegreso para disfrutar de las bondades tropicales.Bien no terminan de acomodarse en sillas, mesas, camastros y sombrillas, cuando los turistas ya son acosados por los venteros de artesanías, masajes, paseos en banana o moto acuática, juguetes, avioncitos, alhajas hechas de plata o alpaca, etc., causando molestia a algunos y sobretodo a restauranteros.
Hay más vendedores en este año que el anterior, indica el gerente de un restaurante ubicado en la avenida del malecón, Samuel Buendía Heredia.
En el restaurante ubicado al inicio del malecón se registra una muy buena afluencia de cruceristas en el que además se cuenta con vigilancia privada para no ser molestados por los comerciantes ambulantes.
Sin embargo, en un descuido, los venteros se meten al área restringida para ofrecer sus productos y servicios a los turistas, enfocándose de manera especial en parejas y familias, que a veces de tanto insistir, terminan por comprarles algo de lo que ofrecen.
En un descuido de nosotros, los venteros ambulantes se nos meten al área concesionada en la playa. A pesar de que les sugerimos que no entren a molestar a los comensales, pero no hacen caso, es un eterno conflicto, comenta el gerente de ese restaurante, Augusto Preciat Briceño.
Finalmente, la única zona donde no está restringida a los vendedores ambulantes es el resto de la playa, donde inspectores de Recaudación Fiscal se encargan de controlarlos y evitar conflictos entre ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario