miércoles, 12 de octubre de 2011

ARRIBAZON DE PULPO EN CHICXULUB

Desde la tarde de ayer, en el tramo de costa de Chicxulub Puerto hasta Uaymitún, hubo una arribazón de pulpo que benefició económicamente a los pescadores y habitantes de la zona. En la comisaría de Chicxulub Puerto se fue pasando la voz entre la misma población, lo que provocó que todos se alertaran y prepararan cubos, pailas y todo tipo de recipiente para ir a la captura del pulpo. Casi toda la gente de la localidad se acercó al mar y, sin medir consecuencias, se mojó para capturar la mayor cantidad posible del molusco, que ahora se vende a precio de oro.
Los que tienen botecitos se alejaron un poco más y con sus implementos de pesca capturaron mayores cantidades. El resto usó jamos, bicheros, cubetas y varillas, pues había pulpos vivos de todos los tamaños. Muchos llenaron sus cubetas de aproximadamente 20 kilos y vendieron la mercancía a las congeladoras o a los pacotilleros, que de inmediato llegaron a comprar, obteniendo buenas ganancias. A los que están acostumbrados a esta actividad se les hizo más fácil la compra, ya que no tenían que invertir en carnada, diesel o pago a los boteros; y otros decidieron separar un poco para el consumo de la familia. Hubo niños del turno vespertino que se metieron al mar bien temprano para capturar pulpos y venderlos. De esta manera aumentan su gastada para darse sus gustos. El kilo de pulpo fue pagado, en promedio, a 60 pesos, y por la cubeta daban hasta 1, 200 pesos. Esto significa una fuerte derrama económica para la comisaría. El pulpo estaba peleado entre los mismos comerciantes o pacotilleros. La mayoría “tiró su ancla en la orilla” y mandó a comprar su desayuno y almuerzo para no moverse del lugar y seguir capturando. Hacía años que en Chicxulub Puerto no había una arribazón o recalada de pulpo de esta magnitud. Uno de los riesgos de este fenómeno son las picaduras de especies peligrosas. Aproximadamente a las 9 horas en el kilómetro 16 de la carretera a Uaymitún, José Isaac Hernández Fuentes, de 40 años, se metió al mar para pescar pulpo en la orilla, pero de repente sintió que lo picaba una mantaraya blanca de aproximadamente 50 centímetros en el tobillo izquierdo. Se solicitó ayuda a la ambulancia 020 de la Cruz Roja. Los paramédicos Iván Aguilar y Abraham Caballero dieron los primeros auxilios al lesionado con rapidez, pues esta especie desprende sustancias neurotóxicas. Procedieron a limpiar la herida y darle el cuidado adecuado, además de interrogar al herido sobre su historial de alergias. Luego lo trasladaron al Centro de Salud del puerto.

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