En entrevista con David Matú Nicolín éste recuerda que dicho lugar inició actividades hace poco más de un siglo comenzando como panadería en un período de veinte años.
Mi bisabuela Eligia Hernández fue la que puso la panadería que luego se transformó en tienda y que fue pasando como herencia de generación a generación, cuya propietaria hoy en día es su madre Miriam Nicolín Hernández.
Mi madre por la falta clientela y por el hecho de que sinceramente ya no resulta un negocio rentable, decidió por dar por terminado el negocio, agregó David.
No sé qué realmente hará mi madre si venderá el terreno o lo rentará pero es un hecho de que antes del próximo viernes la tienda vea sus últimas horas. De hecho los clientes más asiduos del lugar han externado su tristeza por el cierre de tan longeva tienda, que junto a la panadería “El resbalón” (que fue destruido por el huracán “Gilberto”) eran los demás historia en el puerto.
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