lunes, 27 de junio de 2011

LA PESCA, LA MAS REDITUABLE

(POR ESTO).-

La actividad pesquera es la más importante del sector primario en Yucatán y es la única que genera empleos y riqueza, según los Censos Económicos del INEGI.
Esto significa que no compiten con ella ni la ganadería, ni la agricultura y mucho menos la minería.
Por lo que toca a la producción bruta total, la pesca aporta a la economía estatal el 1.4 por ciento, es decir, lo mismo que los servicios educativos, los servicios profesionales científicos y técnicos y hasta de los de esparcimiento.
Paradójicamente, el sector pesquero de la entidad es el que menos presupuesto tiene asignado.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Fomento Agropecuario y Pesca el presupuesto de este año para la agricultura es de 240 millones de pesos, en tanto que a la pesca apenas le destinaron 10.5 millones de pesos.
Con estos recursos se debe atender a los aproximadamente 12 mil pescadores del Estado; si este monto se dividiera en partes iguales, a cada hombre de mar le tocarían 300 pesos, que es el promedio de lo que ganan en día de baja captura.
Este desequilibrio de recursos y de atención al sector pesquero no se registra sólo en Yucatán, sino en todo el país.
Datos del Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA) muestran que la pesca es una de las actividades primarias a nivel nacional con superávit en la balanza, es decir, se exporta más de lo que se importa.
Además, en valor las exportaciones de la pesca nacional son mayores que las del ganado: las primeras promedian 680 millones de dólares, en tanto que las segunda, 550 millones.
Sin embargo, los programas de apoyo y la atención al sector pesquero en el Estado y a nivel nacional no son prioritarias y eso lo saben los pescadores.
En Yucatán operan los programas Seguro del mar y Apoyo al ingreso en época de veda, con recursos estatales, pero el sector requiere mucho más que eso.

Falsa percepción

Bajo el sol de las 4 de la tarde y enfundado en un overol de manga larga, con cubre bocas y con toda la atención puesta en la máquina pulidora, el pescador José Yam Chan se emplea arreglando lanchas de otros pescadores.
Ante los escasos ingresos que deja la pesca en temporada baja, Yam tuvo que pedirle trabajo a un compañero y es por ello que trabaja afanosamente en el arreglo de la lancha “Nubia”.
“Hace años se hizo un estudio de la pesca y se dijo que los pescadores no necesitaban apoyos porque lo que se gana era suficiente para vivir y para invertirlo, pero no es así; se gana poco, son más las temporadas bajas que las altas.
“Ahora desde Semana Santa no hay demanda, todo está bajo; se ven pescadores hoy viernes porque viene el fin de semana, pero entre semana está muy desolado; las pescaderías no compran; ¿para qué se saca si no se va a vender?”, relató.
Cubierto del polvo blanco que despide la lancha al momento de lijar, dijo que los apoyos que se dan al sector son limitados.
“Ser pescador implica tener permiso, lancha, emplazamiento, dinero para poner la mitad del motor; en realidad los apoyos, si se comparan con el del campesino, son pocos; ellos tienen el Procampo que, como sea, ayuda, pero sacar de 100 a 200 pesos diarios en veda no es nada; por eso se van de albañiles o van por chivitas (variedad de caracol), pero luego ni eso.
“Jamás hemos recibido nada; el apoyo de la gasolina (que da Sagarpa) no hay; el problema es que cuando están en campaña (los políticos) vienen y prometen, obtienen votos y se van porque ven que somos pocos; son más los del campo, los del ganado”, dijo Yam.
Resaltó que el sector pesquero también se ve afectado por las alzas en el precio de la gasolina.
Otros tres pescadores, que prefirieron no ser citados por sus nombres, afirmaron que de apoyos no tienen nada.
Mientras descargaban su embarcación “Conchilú” dijeron que la pesca ya nada más tiene la fama de ser redituable, porque cada vez hay más presiones en los costos y la ganancia es menor y como no tienen una aportación de votos considerable, no los toman en cuenta.
“Nada, acá no llega nada de apoyos; la gasolina cada vez está más cara; un tambo de estos de gasolina son 30 litros y está a 10 pesos el litro, se usa uno diario, ya con eso se fue la ganancia si sólo sale a pescar uno.
“Esto es de política, es de votos, cuando vino Ivonne prometió ayuda y mandó radios; esos radios ya ni sirven; el salitre se los comió; vienen a dar cosas que no se requieren; a los que sí presionan y significan votos sí les dan; por eso el campesino tiene su apoyo y el ganadero también; acá se tiene que administrar con las buenas temporadas y las malas”, dijeron al tiempo que desmontaban dos pequeñas canoas de la lancha.
Estos pescadores se internaron 11 brasas y obtuvieron 20 kilogramos de mero y están a la espera de que llegue la temporada de langosta para que les vaya mejor, porque lo que sacan ahora es sólo para el día.
Agregaron que cuando es época de pulpo o pepino llegan incluso gente que no son pescadores y hay descontrol, porque no existe claridad en los permisos.
“El problema con las leyes es que las hacen allá sentados en lugares lejanos y donde no saben lo que se requiere; no todas las leyes son en beneficio, hay las que perjudican y enredan, se ponen reglas y no se sabe lo que pasa en la costa”, dijeron.
Con el fin de ampliar la información POR ESTO! buscó información actualizada del sector y encontró con que los últimos datos que se tienen son del 2004, lo que confirma que la actividad interesa poco.
Datos de captura, número de embarcaciones, resultados de vedas, potencial de especies en mercados externos, valor del mercado, estrategias para aumentar el consumo interno, fueron algunas de las interrogantes para las que esta reportera no encontró respuesta actualizada (2010) en las estadísticas oficiales.
Las últimas estimaciones señalan que Yucatán tuvo una producción de 27,468 toneladas en el 2005.
Si se comparara con el 2000, los datos resultan dramáticos, ya que la producción en este año fue de 40,686 toneladas, pero la falta de datos actualizados impide saber cómo se encuentra hoy la situación y si el Estado está frente a un desplome productivo.
Se afirma constantemente que los datos estadísticos deberían ser una herramienta para los que toman decisiones y generan políticas públicas, pero en el caso de la pesca ni siquiera se cuenta con ellas.

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