Desde hace un buen tiempo que vienen operando en este puerto integrantes de una banda de falsificadores de billetes de alta denominación. Su forma de trabajar es la de observar los negocios donde acuda mucha gente y mandan a gente humilde, incluso con niños para que nadie desconfié de la procedencia del dinero. Fabio Quiroz Méndez, comerciante de zapatos dijo que el pasado fin de semana una de sus empleadas fue sorprendida con un billete falso de $1,000 pesos.
Ya van dos veces que me toca, mi empleada, que es una de las más honradas que ese día el billete lo trajo una mesticita de edad madura que llevaba de la mano a una niña llorando.
En ese momento sacó el billete apócrifo y con eso pagó unas chanclas de $39 pesos y se le dio su cambio. Al momento de hacer el corte de caja nos percatamos de que era falso.
El primer chasco que me llevé fue con unos jóvenes vacacionistas pero tampoco ya se pudo hacer algo pero esta vez sí me dolió, pues se trataba de $1,000 pesos, dijo.
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