miércoles, 18 de julio de 2012

CHAAC "UIXA" A PASEANTES

Por lo visto el dios Chaac amaneció de malas dos días consecutivos pues en ambos descargó temprano una fuerte lluvia que empapó a los desprotegidos lugareños que andaban como si nada por las calles del puerto.

Tanto el día de ayer como el de hoy un fuerte chubasco se dejó sentir esta tarde, alrededor de la una, lo que hizo que se alterará la vida tranquila y cotidiana de las familias porteñas que realizaban sus actividades de todos los días, incluyendo a la ama de casa que regresa del mercado o de ir a la escuela por sus hijos o los jóvenes de preparatoria que salen de estudiar o los empleados que se dirigen a almorzar para luego retornar con más fuerza a sus labores.



El día de hoy de nueva cuenta amaneció nublado, parecía que por momentos se descargaba la llovizna en plena mañana, alrededor de las 11 horas, pero el dios Chaac no pudo más y descargó su furia al iniciar la tarde que hizo que muchos quedaran literalmente empapados mientras que a otros los obligó a que corrieran a refugiarse de esta llovizna fuerte que agarró de improviso a más de uno.

Muchas familias que iban con sus hijos en la calle regresando del trabajo, la escuela, regresando de hacer las compras o del mandado se vieron en la necesidad de tener que refugiarse en las casas y comercios que contaban con toldos y techos para no quedar mojados como si de la regadera estuvieran saliendo.



A muchos no les dio por hacerlo y hasta poco les importó empaparse de la fuerte lluvia. Otros más precavidos, al ver las condiciones climatológicas que presagiaban lluvia tarde o temprano sacaron sus paraguas e impermeables para protegerse del mal tiempo.

Hubo a otros transeúntes que se les ocurrió la idea de utilizar cuanto material tuvieran a la mano para no mojarse como plástico o bolsas de nylon para evitar llegar a sus casas empapados.

Tras una hora de lluvia copiosa, salió de nuevo el señor sol, pero como siempre ocurre en estas ocasiones los problemas estaban muy lejos de quedar resueltos porque todavía les quedaba el trabajo de tener que sortear toda una serie de obstáculos para llegar a su destino sea el caso de sus casas o trabajos, pues tenían que brincar charcos y grandes lagunas en las que quedan algunas calles como recuerdo del momento en que cada vez se deja caer una lluvia de tales dimensiones.

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