En este inicio de año la afluencia turística ha empezado con el pie derecho, más sin embargo, no se ha representado en los bolsillos de los meseros de playas de este puerto.
Consultados en un recorrido que se hizo por la zona turística, los trabajadores señalaron que a comparación del año pasado, la cantidad de turistas que llegan a consumir a los restaurantes es irregular, acto que genera pocas ventas. Mencionan que el año pasado, en un buen día de ventas, un mesero ganaba hasta 500 pesos, a diferencia de ahora, que se llevan al día una propina de 300 pesos o menos.
Pablo Herrera expresó que hay ocasiones en que un mesero no gana nada, por las bajas ventas.
“Ahora por los frentes fríos está medio floja la temporada. Ahí va de vez en cuando cayendo. La verdad no hay día, hay veces que vendemos y hay veces que no vendemos nada”, expresó Herrera Martínez.
Por su parte, Luis Flores aseguró que el principal problema se debe a que el turista que llega al puerto no cuenta con el poder adquisitivo suficiente.
“Por ponerte un ejemplo, a los turistas de crucero se les cobra antes de que comienzan a consumir, porque se han dado casos de que ponen pretextos para no pagar: que si el coctel ya perdió su sabor, que si las tostadas están saladas y el restaurante no puede perder dinero en estos tiempos, para que esto no pase se les cobra por anticipado”, argumentó.
Además de que algunos visitantes llegan a la playa y se les ofrece las mesas y sombrillas para su estancia sin consumir nada de los restaurantes.
“Traen esos chárters, esos que traen de excursiones, traen todo, hasta el perico traen. Se van al súper, vienen aquí y traen todo. Les damos mesa, no pagan mesa, no pagan silla, no pagan sanitario; esto con el fin de que nos hagan consumo, no nos piden ni un palillo”, manifestó.
Denunció que por culpa de los vendedores ambulantes, los turistas que les consumen se enferman, lo que provoca que los organismos de salubridad sancionen a los restaurantes. “Pasa el vendedor ambulante y le compran, se enferman, le preguntan dónde se enfermó, en la playa y en tal restaurante.
Viene salubridad y nos sanciona a nosotros. Estamos esperando de una temporada, pero una temporada con clientes con poder adquisitivo, con todo respeto. Les da uno mesa, no les cobramos sillas, piden que les haga uno consumo y nomás nada, pasa el vendedor y le compra”, concluyó.
Atribuyó a que esta mala temporada para los meseros se debe a la poca cultura de la propina que tienen los turistas. “Yo creo que el dejar propina es una cultura adquirida y muchas veces por situaciones diversas como lo es la falta de costumbre, la economía y otros factores, pues las propinas son parcas. Es raro que un cliente te deje una propina muy generosa, la verdad son propinas muy modestas”, indicó el gerente Jorge Cabrera.
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