La nave trajo un total de 2,688 pasajeros y 989 tripulantes de los cuales permanecieron en el puerto alrededor de 500 personas, en su mayoría familias, grupos de amigos y parejas.
Tanto en el Bazar de las Artesanías como en los puestos ubicados en el Malecón, las ventas, a decir de los comerciantes establecidos y ambulantes, estuvieron entre regulares y bajas.
Pedro Martínez y Ricardo Pérez manifestaron que apenas y lograron sacar unos cuantos dólares en la venta de puros, mandiles y artesanías en concha y caracol.
También no les fue tan bien a los que ofrecer juguetes para la playa, avioncitos de unicel, canciones de trova y dulces de pepita y mazapán.
Los que lograron medio salvar el día fueron los que dan masajes terapéuticos y paseos en banana y motos acuáticas.
Elizabeth Mena se quejó que hay competencia desleal entre las masajistas pues hay puestos ubicados en la calle 80 en donde se ofrecen a 10 dólares la media hora y a 20 la hora, cuando el acuerdo entre ellas y las autoridades fue de 15 y 25 dólares.
Eso nos afecta porque el turismo ya que viene para el malecón ya recibió masajes y nuestros puestos quedan vacíos y tenemos más pérdidas que ganancias, apuntó. Se platicó con la familia McKormick procedente de Alaska. Caila vino acompañada en este viaje de placer de su familia, sus padres Michael y su madre Shannon además de su mejor amiga Shaylynn Ski, ambas de 16 años.
Venimos para disfrutar de las vacaciones. Cursamos la preparatoria y nunca habíamos venido a Progreso. Nos gustó, queremos regresar. Es un lugar muy agradable, todo lo contrario a un lugar desde donde venimos, agregó.
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