En una visita a su domicilio, “doña Bertha”, como le dicen de cariño sus vecinos, hijos y nietos, menciona que sus hijos la visitaron, pero que no todos pueden quedarse pues deben retornar al trabajo.
“En este cumpleaños 104 primero quiero darle gracias a Dios por permitirme llegar a esta edad. Mi hijo Rodrigo Román y su familia están a mi lado. Con él paso todos los días del año: me cuida, me ofrece mis alimentos, cuida que nada me falte y tenga una vejez llena de ternura, porque en mi juventud fui una buena madre.
“Este gran don que me dio Dios de llegar a esta edad y ver crecer a nuestros hijos, y luego a los nietos y biznietos es motivo de dar gracias a Dios, por darnos la oportunidad de ver lo que un día sembramos.
“Cuando alguien me pregunta cómo es he vivido tantos años, mi respuesta es el amor de la familia, porque siempre han estado a mi lado. Hoy mis fuerzas no son las de otros años pero me siento útil por el amor que todos mis seres queridos me han otorgado”, expresó.
Dona Rigoberta, quien vive en la colonia Ismael García, mencionó que contrajo matrimonio con Miguel Ángel Rodríguez, fallecido en 1999. Ha sido una incansable mujer luchadora. “Todos mis hijos son profesionistas y logré éxito con mi compañero de toda su vida en el comercio de helados y paletas, que se convirtió hace 50 años en uno de los primeros puestos de productos de hielo en la colonia Ismael García. Juntos crecimos a nuestros hijos, que hoy son hombres y mujeres amas de casa. Pero Cronos no perdona. Al retirarme del negocio, del que viví gran parte de mi vida, me dediqué a la familia y a las labores del hogar”, comentó.
Esta persona sencilla de gran memoria y corazón recuerda cómo era la colonia cuando llegó a vivir aquí, el nombre de sus vecinos, sus nietos y de todos los seres que la rodean que son parte de su familia.
Doña Bertha tuvo cuatro hijos: Mario Alfonso (+), conocido en el rumbo como “Cachiku”; Eduardo Guadalupe, Rodrigo Román "Chupas"
y Amalia Leonor, por quienes a diario pide a Dios en sus oraciones para que los libre de todo mal.
“Al amanecer y abrir los ojos doy gracias a Dios por concederme un día más de vida. Sé que algún día estaré a su lado porque nada es eterno pero en este momento que todos los seres humanos tenemos que atravesar como parte del proceso de nuestra existencia siento de corazón que he cumplido lo que me correspondía hacer como esposa y como madre. Cuando Dios me quiera llamar a su lado iré con él con la satisfacción del deber cumplido por la encomienda que me dio el creador”, finalizó.
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