Ante el temor de perder clientela, tortilleros de Progreso mantienen a la baja el precio de su producto (13 el kilo), sin importar que el negocio no dé un gran margen de utilidad.
Aunque el incremento, que debería estar vigente desde ayer por el alza de las gasolinas, marca que el kilo de tortilla costaría 13.50 pesos, en algunas tortillerías lo dan aún en 12 y 13 pesos a fin de que los clientes la sigan comprando.
Luis Noceda, encargado de una tortillería ubicada en el centro de la ciudad, indicó que no pueden darse el lujo de incrementar de manera drástica el precio de este alimento porque la gente rechazaría un alza de esa magnitud y entonces dejarían de vender.
“La gente no lo aceptaría y uno también comprende cómo está la situación con la crisis”, finalizó.
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