Este segundo sábado del mes en curso, ante un clima nublado que se dio este día en toda la costa, dio como consecuencia a un regular sábado de playa ante el escaso de paseantes al puerto más importante del estado para desestresarse y deleitarse con las maravillas que ofrece este lugar.
Poco más del mediodía, la calle que da entrada a esta ciudad, la 78, se vio con algunos automotores, tanto de vehículos particulares como de autobuses de distintas partes del país como el caso de México, Campeche y Tabasco así como minibuses que acarrearon a muchas personas de colonias y fraccionamientos de la vecina ciudad de Mérida.
Otras familias y grupos de amigos se dieron cita desde muy temprano y se instalaron en las zonas que cuentan con sombra tal es el caso de las palmeras o palapas o en las entradas que dan acceso a la playa en el malecón porteño. Alunas familias y grupos de jóvenes incluso cargaron hasta con la hamaca o casita de campaña para pasar su día pleno en la playa disfrutando de botanas, comida casera, refrescos y cervezas.
Hubo quienes ante la falta de casas de campaña y hamacas llevaron parasoles, sombrillas y utilizaron las toallas para protegerse no del sol que esta vez no lanzó sus rayos sin piedad pero si de una posible lluvia ante un clima de 22 grados centígrados.
Los paseantes de esta manera disfrutaron de la brisa, arena y sol porteño destacándose en esta ocasión la visita de numerosos estudiantes de Estados Unidos y Canadá, quienes explicaron que están en Mérida para estudiar por lo que resta de este año el idioma castellano y la carrera de turismo.
Este día fue propicio para los venteros ambulantes quienes salieron para ofrecer lo mejor de sus productos tales como cocos, gorras, imanes, collares, puros, tatuajes, avioncitos de papel, granizados, kibis, dulces de pepita y coco, entre muchos otros. Los restaurantes y bares también presentaron buen movimiento de comensales.
En lo que respecta al mar, este siguió picado y con aspecto lodoso por lo que muy pocos fueron los valientes en darse un rico chapuzón amainando el calor que se sentía en el puerto.
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