Dedicados a esta última actividad comentan el hecho de que ya son muchos los que ponen su negocio, muchas veces sin haber estudiado esta disciplina ni tener los conocimientos necesarios para poner en práctica los elementos indispensables para dar este tipo de servicio.
Ya sumamos alrededor de veinte puestos diferentes, regados a todo lo largo y ancho del malecón; recordando que cuando esto de los cruceros apenas iniciaba éramos dos o tres, ahora la cantidad de masajistas se ha multiplicado, poniendo los locales con mesas y camas incluso en sitios que se deben respetar como la entrada del malecón o cerca de la orilla del mar, comentaron algunas personas dedicadas al servicio que solicitaron el anonimato.
Por su parte, José Valenzuela comentó que el número de personas que ofrecen masajes no se regulariza por lo que cualquiera ahora puede poner sus mesas y camas sin ni siquiera tener los estudios necesarios para poder brindar un servicio de calidad.
A mí me reclaman de porque ya aumenté a doce el número de camas pero lo cierto es de que estas personas que tanto se quejan al rato terminan haciendo lo mismo, pero lo que me identifica de ellas es que yo tengo los estudios para brindar un buen servicio en cambio ellas “amasan” las carnes de las turistas sin ni siquiera saber qué están haciendo y eso es un peligro que representa el incluso lesionar o maltratar al turismo, pero ellos no lo ven así, concluyó.
Precisa que el problema que hay entre los masajistas también incluye el precio que ofrecen pues algunos cobran de 20 a 25 dólares por sesión mientras que otros al realizar una competencia desleal le bajan incluso haciendo ofertas al 2 x 1 con tal de atraer a los turistas, los cuales muchas veces ignoran si el servicio que se ofrece es de buena calidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario