Como tiempo de vacaciones, estoy leyendo la prensa de hace unos días por internet, grande mi sorpresa cuando me encuentro con amenazas de linchamiento en Flamboyanes, con asaltos a mano armada cerca de mi casa y cerca de escuelas y con el gran problema de la recolecta de la basura.
Por una parte me pongo a pensar el servicio que se está prestando y en la actitud de nosotros los ciudadanos.Unos creemos que la autoridad lo debe resolver todo, olvidándonos que nosotros le dimos poder a esa autoridad pero no le exigimos cuentas de lo que hace o no hace.
Otros pensamos que no hay gente capaz, una servidora conociendo muchos progreseños, me consta que tenemos gente muy capaz en Progreso para esto, sin embargo muchos pensamos para que me involucro si no saco nada de provecho…
Y pues aunque se diga que por qué me meto, porqué me voy a meter a estos rollo…
Son diversas las causas que generan el flagelo de la inseguridad, por un lado la falta de políticas gubernamentales serias para afrontar problemas sociales, como desempleo, deserción escolar, impunidad, deterioro familiar, y por el otro la falta de protagonismo de instituciones no gubernamentales como asociaciones de vecinos, consejos ciudadanos de seguridad, mesas vecinales de problemas de la colonia, técnicas de seguridad, escuelas de iniciación deportiva, y otros que también operan como agencias socializadoras, aunque no juegan un papel preponderante en la lucha contra los altos índices delictivos.
Proteger una ciudadanía de más de 55 000 habitantes, progreseños, otros más venidos desde Tabasco, Veracruz y Chiapas y del interior de nuestro propio estado, con diferentes valores, actitudes, y usos costumbres, ha de ser complicado, con ello no justifico a la autoridad…si nos ponemos a preguntar cuantos policías tenemos?
Nos va a llevar a pensar que si tenemos 64 seccionales, necesitamos un policía por sección en bicicleta, moto, o patrulla, más aún es necesario que los ciudadanos nos involucremos en nuestra propia seguridad y dejar de pensar que “cada quien se rasque como pueda”, vigilar la casa de mi vecino cuando no está es un acto solidario, que si nos unimos y lo platicamos, y nos aliamos a la seguridad de manera oficial como policía vecinal secreta…entonces estaremos con mejor seguridad, con un buen perro que avisa ladrando, un buen vecino que notifica sin miedo porque es en secreto que se maneja la notificación, la policía llega en 5 minutos…pero para todo esto hay que organizarnos como ciudadanos, sin partidismos, sin campañas, nosotros necesitamos cambiar de actitud y descubrir nuestro poder como ciudadanos, como Pueblo.
La policía vecinal, es un respuesta organizada de ciudadanos, que vincula con la autoridad, colaborando así en su propia seguridad.
COMPARTO MI EXPERIENCIA COMO PARTE DE UN EQUIPO VECINAL DEL 2010-2012
Hace unos años robaron frente a la playa varias casas de temporada, luego varias de la calle 29, hasta que llegaron a lado de mi casa…y aunque no tengo nada para que me roben …me robaron mi tranquilidad…recuerdo que pasaron voceando armar grupos de policía vecinal y me apunte luego luego…a partir de ese momento la vida de mi colonia empezó a tornarse más seguro, nos sumamos a este proyecto como 8 personas, ojos que colaboraron con la policía de ese entonces.
Los vecinos nos cuidábamos de hasta a quien le rentábamos las casas, tomamos nuestros teléfonos, y el de la policía vecinal, en menos de 5 minutos ya tenemos una patrulla cuando algo raro pasa por casa. A veces nos turnábamos, los que trabajamos en el día, rondamos por la noche nuestro vecindario, y así todos nos protegemos y cuidamos. Recuerdo que una vez solicitamos vigilancia para nuestra cancha deportiva y parque frente a capilla de Guadalupe, y en ese entonces la alcaldesa María Esther Alonzo nos las dio y la tuvimos por casi 2 meses hasta que las bandas ubicadas en la 39 se calmaron.
Ante la inseguridad que hoy vivimos hay que solicitarle al alcalde y al comandante Carlos Eduardo Flores nos autorice formar nuestros equipos de policía vecinal en nuestras colonias. Esa es una respuesta para la problemática, aquí y ahora. Atte. Manuela Gómez Pinzón
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