miércoles, 27 de junio de 2012

MUERE AFICIONADO A LAS ALTURAS

Fernando Cruz Rubio se convirtió en la primera víctima mortal del paramotor, una adaptación del parapente, al estrellarse ayer en la playa de Progreso mientras volaba en el aparato en la práctica de este deporte extremo.
El accidente, cuyas causas todavía no se han aclarado, ocurrió ayer alrededor de las 14:35 horas en la playa de Progreso, a la altura de la calle 126.
Javier Medina Espinoza, presidente del Club de Vuelo del Sureste e instructor de Cruz Rubio, informó a las autoridades que el occiso realizó una maniobra peligrosa (no explicó de qué tipo) que lo precipitó desde una altura considerable al enredarse con el paracaídas y por ello no pudo planear.
En una entrevista que ofreció para un programa deportivo de la televisión yucateca, Medina Espinoza afirmó que el paramotor “no es un deporte de alto riesgo, (ya que) siguiendo la seguridad y haciendo bien las cosas podemos hacerlo”.
Cruz Rubio voló por vez primera en el paramotor en diciembre de 2010 y ayer no se informó cuántos vuelos había realizado desde aquella ocasión. El occiso narró a un programa de televisión, cuyos videos se encuentran en Youtube, que sintió su primer vuelo en Chuburná Puerto “emocionante”.
“El instructor dice que todavía traigo la sonrisa, es una experiencia padrísima, llevando a cabo las instrucciones, está muy, muy padre, es una experiencia como cuando deseas hacer algo que siempre te ha fascinado”, relató en aquella ocasión.
“Es una experiencia diferente, yo tenía la idea del vértigo con la altura, ahí me veo pataleando”, dijo al hacer referencia a un video que puede hallarse en Youtube de su primera ocasión.
Tuve un “muy buen aterrizaje, por suerte tenemos arena, como máximo un sentón, salió muy bien el vuelo”, dijo. “Estuve muy bien relajado, muy bien la técnica”.
“Realmente pues, inicialmente piensas que va a tardar, que va a ser muy complicado, pero hay muy buenos instructores, son excelentes, son muy buenos, les agradezco siempre a ellos, muy buena experiencia”, dijo esa vez.
“La gente tiene la idea de que es peligroso, pero tomando en cuenta las instrucciones es un deporte muy seguro y muy diferente”, señaló e invitó a “la gente a que se acerque, vale mucho la pena”.
En el video Cruz Rubio no se nota para nada nervioso ni con miedo. Se le observa colocarse el arnés que sostiene el motor y luego el paracaídas. Corre hacia la playa y parece como todo un profesional, decidido.
Levanta el vuelo de forma muy natural, como si ya lo practicara desde hace tiempo. En el video se le observa planear por poco más de un minuto, pues no sabemos si está editado, hasta que se le mira aterrizar en la arena de manera limpia, con los pies, apenas ligeramente corriendo, pero todo tranquilo, y lo más importante que tiene una sonrisa de satisfacción.
De ese día Medina Espinosa comentó que “como es la primera experiencia, parece un poco torpe, el despegue un poco abrupto, pero el viento estaba bien”. Y así aparece en el video que está en Youtube, como si Cruz Rubio fuera todo un profesional.
Según el presidente del Club de Vuelo del Sureste “a los diez o quince vuelos sus despegues son limpios”, pero, repetimos, en el video, Cruz Rubio parece tener toda la experiencia del mundo.
Ayer que falleció su cuerpo fue encontrado en la dirección citada por Medina Espinosa, quien fue la persona que dio parte a las autoridades. Al sitio llegaron paramédicos de la Policía Municipal de Progreso a bordo de la ambulancia 01, pero ya nada pudieron hacer, pues se indicó que falleció de manera instantánea.
Cabe apuntar que no se informó de qué forma cayó, es decir, si se desplomó o tuvo la oportunidad de meter los pies o las manos.
No se tiene información de otro accidente de mortales consecuencias en el uso del paramotor en la Península de Yucatán, pero se sabe de aterrizajes difíciles por las condiciones del viento, incluso de personas experimentadas.
Asimismo, tampoco se sabe qué tan experimentado era Cruz Rubio en este deporte extremo.
En el caso del paramotor, la mayoría de los motores son de origen europeo y las marcas dedicadas a este deporte los instalan en chasis con variaciones en el tipo y paso de hélice y el tipo de anclaje del arnés.
También es posible adaptar motores de karting obteniéndose muy buenos resultados.
El paramotor es considerado una adaptación del parapente. Los parapentes para volar necesitan una velocidad de viento que superan los 20 km/h dependiendo del tipo de vela; esta velocidad se consigue gracias al viento o al viento que se genera al correr por una pendiente.
Pero en el caso del paramotor esa velocidad de viento se genera gracias al empuje que proporciona el motor que llevan a la espalda en el momento que se supera la velocidad necesaria la vela despega. Mientras que en el parapente se requiere de cierta altura para poder volar. Con el paramotor se puede despegar prácticamente desde cualquier lugar llano.
Existen varios tipos de motores para el paramotor, yendo desde pequeños motores para personas de poco peso (55 kg aproximadamente de empuje) a motores muy poderosos para realizar vuelos biplaza (piloto y acompañante, de unos 120 a 150 kg aproximadamente de empuje).
Los más usados hasta ahora son motores de 2 tiempos, pero ya empiezan a equiparse motores de 4 tiempos e incluso hay desarrollos hacia un paramotor eléctrico.
En la muerte de Cruz Rubio tampoco se informó qué tipo de motor utilizó ni el peso de éste.
El parapente utilizado puede ser el mismo que se utiliza para vuelo libre (sin motor), aunque cada vez más las fábricas apuntan a velas especiales para el vuelo motorizado, con mayores refuerzos e incluso con características diferentes, como es el caso de los parapentes con perfiles 'reflex'.
La vela generalmente es de origen europeo, israelí o brasileño; muchas marcas realizan la producción en Asia.
Existen varios tipos de vela según las características y habilidades del piloto (más o menos fáciles, más o menos rápidas) y siempre se debe utilizar una talla de vela adecuada al peso del piloto y/o acompañante más todo el equipo.
El español Ramón Morillas tiene el récord de vuelo de paramotor con una distancia de mil 105 kilómetros.
Al morir, Cruz Rubio tenía 37 años de edad y vivía en la calle 9 # 206 B x 20 y 22 de la colonia García Ginerés, de la ciudad de Mérida.
El cadáver fue identificado por su hermana Alejandra Cruz Rubio, de 42 años de edad.
Tomaron conocimiento del caso el paramédico Didier López Ek, el suboficial Manuel Argáez Basto, la sargento primero Liliana Jerónimo Marín, el suboficial Edgar Chan Cab, de la unidad 10490 de la SSP; el policía judicial Wilberth Balam Cob, la criminalista Sugey Guadalupe Corona Soto, el químico Rolando Flores, la policía ministerial Guadalupe Mendoza y el médico forense Manuel Ojeda García.

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