domingo, 1 de enero de 2012

MENSAJE CATOLICO DE AÑO NUEVO

En el gran reloj de la historia de nuestra salvación suena una hora importante: inicia el año 2012. Al comenzar este nuevo año nos gustaría llamar a la puerta de cada uno de los hogares de toda la comunidad para expresarles nuestra más cálida y sincera felicitación: ¡Feliz Año a todos, que la luz de Jesús que ha nacido en Belén permanezca en cada uno de ustedes¡
Les deseamos un año lleno de paz: la paz anunciada por los ángeles en la Noche Santa de Navidad; la paz de Cristo que por amor se ha hecho hermano de todo ser humano.
Les deseamos un año sereno y feliz: que los acompañe la certeza de que Jesucristo nos ama hoy, como hace más de dos mil años, que viene a orientar con su Evangelio de salvación nuestros pasos inciertos y titubeantes hacia un futuro de auténtica esperanza, por eso, “Nos sentimos seguros, hasta en la pruebas” (Rom 5,3).
A María Santísima le pedimos que nos acompañe siempre, para que desde el comienzo de este nuevo año esté lleno de gozo y de paz para nosotros y para todos, porque al encontrarnos con María, nos encontramos igual con Jesucristo que nos dice de nuevo que permanezcamos firmes en su amor.
María es la madre que acepta plenamente la invitación del Padre Dios y se transforma en la “bendita entre todas las mujeres” (Lc 1, 42), agradece profundamente al creador por haberla elegido para ser la Madre del Salvador. Por eso ella “conservaba estas cosas en su corazón” (Lc 2, 19) y llena de júbilo alaba a Dios “que sacó a los poderosos de sus tronos y puso en su lugar a los humildes” (Lc. 1,52)

Por último, Estimados hermanos y hermanas, que el año nuevo que comenzamos, sea una oportunidad especial para renovarnos, elaborando proyectos que nos ayuden a ver realizadas nuestras más altas aspiraciones y que tengan en cuenta al mundo de hoy que necesitado de paz, de luz, de conversión, de entrega, de solidaridad. Que el nuevo ensanchemos nuestros corazones para escuchar la Palabra de Dios, ampliemos nuestra mirada para ver las oportunidades que a diario se nos presentan para ser mejores y más felices, fortalezcamos nuestras relaciones familiares, nos preocupemos por ser mejores vecinos, y nos mantengamos en nuestros propósitos sin tener miedo a predicciones sensacionalistas que nos distraen del cumplimiento de nuestros deberes como ciudadanos de un País que espera de cada hombre y cada mujer su esfuerzo generoso, su creatividad, su trabajo, su amor a la naturaleza, su empeño perseverante por construir la paz y la justicia, sobre todo en el contexto del próximo año electoral, oportunidad para demostrar nuestros avances en materia de democracia y nuestra madurez cívica.

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