Nos dice la Biblia a través de la palabra de Dios que Ezequiel es nombrado centinela del pueblo al cual se le encarga de vigilarlo y de avisar en caso de que algún hermano rompa las leyes del lugar, por lo que le dicen que si llegara a ver a alguno en uno de esos casos lo amonestara o corrigiera, para alejarlos del pecado, expresó el Pbro. Francisco Mukul Domínguez en la misa dominical de las siete de la mañana en la iglesia de la Purísima Concepción y San José. Debemos tomar esta acción como algo positivo, que se preocupa por nosotros, como lo dice el Libro de la Sabiduría, si te corrijo es porque te amo, sino lo hiciera es porque no te amo y te sería indiferente, porque la indiferencia es una falta de amor, una falta de interés en nuestro semejantes.
Entendiendo todo esto nos hace pensar que todos y cada uno de nosotros somos centinelas de nuestros hermanos, todos tenemos la responsabilidad de estar pendientes y de ayudarlos. El centinela ama a sus hermanos y lo corrige de la vida que está llevando, que no está correcta o se aleja de la palabra de Dios.
Sabemos lo difícil que son las reglas humanas, el de amonestar o corregir al hermano; también debemos tener cuidado de irnos al extremo y meternos en la vida de los otros, al punto de regañarlo por tal o cual motivo.
También debemos tener en cuenta que no podemos ser centinelas si nuestra propia vida no es correcta. Si en la vida ordinaria algún hermano nos corrige, lo primeo que pensamos es que nos está regañando o corrigiendo, pensando que qué le importa lo que yo hago o tengo qué hacer, lo primero que pensamos que la persona que nos corrige es una persona mala.
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