Sánchez Domenzaín, párroco de la iglesia del Divino Niño y San Telmo expresó que hace un año el Arzobispo Gustavo Vega Rodríguez erigió como parroquia a la capilla de San Telmo.
Noviembre es el mes en que recordamos con respeto a nuestros seres queridos que han dejado este mundo para ir al encuentro del Señor.
Hay una frase que nos irá acompañando durante todo este mes: la vida es para compartirse, somos un regalo para los demás. Hoy viene a nuestra memoria el recuerdo de todos estos hermanos que descansa en este cementerio y entregado su vida como un regalo para cada uno de nosotros, su esfuerzo, su sacrificio, su amor, su fe, su ejemplo a seguir.
Pensemos en esas cosas bonitas y valiosas que nos dejaron; es importante que tengamos claro que la muerte no es el final, sino es el principio de una nueva vida, llena de plenitud, que Jesús nos ofrece, porque con ella podemos regresar a Dios como dice San Tomás: “De Dios venimos y a Dios volvemos”.
Nos perdamos en el sentido que es la muerte, no nos dejemos engañar que la muerte que es algo de tenemos que adorar, como muchos hoy practican y han personificado a la muerte, tengamos conciencia y fe que nuestro Señor Dios es el Dios de la Vida, como diría San Pablo: “Predicamos a un Dios vivo no a un Dios muerto”, es el Dios de la Vida que nos ilumina, nos guía, nos protege, nos acompaña y nos lleva hacia Él para poder gozar de su presencia, en la plenitud de su gracia y así tener la felicidad completa, agregó.
Celebramos a todos aquellos que han conquistado la vida, la vida eterna, agradecemos a los santos que interceden por nosotros en la iglesia católica, y es bueno tener aquellos amigos que interceden por nosotros, aquellos que vivieron en esta tierra y por su entrega, esfuerzo y sacrificio han conquistado el reino de Dios; celebremos la vida que existe después de esta vida, en la que seremos dichosos, no nos perdamos en la cultura de la muerte, como hoy lo señala el Papa Francisco, es decir, de lo que nos aleja de Dios, por la falta de valores, rotura en familias, la falta de perdón, la ausencia y la falta de la fe y la esperanza, concluyó.
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