En los últimos años se ha visto un incremento alarmante en la obesidad y sobrepeso entre los niños y niñas mexicanos.
En nuestro país, de acuerdo a una encuesta de nutrición 7.5% de los niños en edad escolar presentan sobrepeso. Los niños obesos tienen una morbilidad y mortalidad superior a aquellos niños que no lo son.
Según un comunicado de prensa del 2006 de la Secretaría de Salud, el Servicio de Endocrinología Pediátrica del Hospital Infantil de México "Federico Gómez" declaró que el 40% de la población infantil en nuestro país sufre sobrepeso y obesidad. Esto se debe en gran parte a la carga genética de los mexicanos que predispone al sobrepeso. El cambio de vida que ha tenido la sociedad tanto en sus hábitos alimenticios, como de actividad física es un factor de gran importancia.
La nutrióloga Katia Molina explica que los niños con obesidad pueden sufrir de hipertensión, colesterol elevado y resistencia a la insulina desde la infancia o pubertad y continúan con el riesgo en la etapa adulta. En varones, aumenta el riesgo de ateroesclerosis, infartos al miocardio, accidentes vasculares cerebrales, diabetes así como cáncer de colon. Las mujeres en cambio, son proclives de padecer artritis degenerativa, aumento de la presión arterial en el embarazo y predisposición de fracturas de cadera.
Numerosos especialistas calculan que niños con sobrepeso de 25% adicional al normal tienen mayor probabilidad de presentar alteraciones hormonales. En la mujer, puede generar infertilidad, ovarios poliquísticos y alteraciones del ritmo menstrual.
Se calcula que la hipertensión arterial, es un problema que no se detecta en la etapa de niñez y adolescencia, presentandose cifras de 120/70 mmHg, cuando lo normal es de menos de 100/60 mmHg antes de empezar la pubertad. Tampoco se identifica el incremento del colesterol que suele tener cifras normales de adultos, pero que en niños y adolescentes pueden ya estar elevados.
Por problemas de obesidad, durante la pubertad son más proclives al suicidio, a las adicciones al alcohol, tabaco y otras drogas y a desarrollar alteraciones de la alimentación como anorexia y bulimia.
Para muchos especialistas a nivel mundial, definir la obesidad resulta difícil ya que como se mencionó previamente, hay muchos factores que la causan y varían entre poblaciones.
Es importante saber que es normal que a los cuatro meses de edad se tenga gran cantidad de grasa, que disminuya de forma constante entre los dos y seis años y aumente alrededor de los siete años.
Sin embargo, si un niño es obeso entre los seis meses y siete años de edad, la probabilidad de que sigan siendo obesos en la edad adulta es del 40%. Si un niño es obeso entre los diez y trece años, las probabilidades son 70%. Esto se explica porque las células que almacenan grasa (adipocitos) se multiplican en esta etapa de la vida por lo cual aumenta la posibilidad del niño de ser obeso cuando adulto.
Un niño (de 6 hasta 19 años) se considera obeso cuando su peso supera en más de un 20% el peso medio ideal para su edad, talla y sexo.
Uno de los mejores parámetros para valorar el sobrepeso u obesidad es el índice de masa corporal. El índice de masa corporal (IMC) es una proporción entre el peso y la talla.
El IMC nos indica el riesgo de padecer enfermedades relacionadas al sobrepeso y obesidad, la probabilidad de que siga siendo obeso de adulto y aún más importante, la urgencia de atención médica.
Entre las causas de la obesidad infantil podemos mencionar: la sobrealimentación basada en el aumento de hidratos de carbono y grasas saturadas; la falta de preparación de alimentos en el hogar, falta de supervisión de los padres para controlar las raciones y calidad de alimentos, noción de cantidad y calidad de alimentos, horarios alternándose alimentación y tiempo dedicado para sentarse a comer, no desayunar, tipo de bebidas ingeridas principalmente jugos y refrescos, falta de conocimiento para decidir tipos y porciones de alimentos, menor consumo de aquellos altos en fibra como frutas y verduras, sedentarismo, mayor tiempo mirando la televisión o en la computadora, factores hereditarios, etc.
No hay que olvidar que el sobrepeso y la obesidad infantil está detonando la aparición de diversas enfermedades que anteriormente sólo se veían en la población adulta. La obesidad es una enfermedad crónica, progresiva e incurable de forma espontánea. Por lo tanto, es sumamente valiosa la intervención de padres y personal médico, finalizó.

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