A pesar de que por las mañanas se sienten las bajas temperaturas haciendo que muchos busquen cobijo y refugio, con el transcurrir de las horas el clima comienza a calentar a pesar de ser tiempos invernales haciendo que muchas personas acudan a las playas porteñas.
Muchos de los que aquí llegaron trajeron sus alimentos, a través de emparedados o tortas, botanas o frituras, refrescos embotellados o embolsados, cervezas, hubo quienes compraron su pollito rostizado en los negocios instalados cerca del malecón, otros que compraron el tradicional pescado frito, ya sea entero o en postas acompañado de su cebolla curtida o frijol colado.
Una vez terminadas prácticamente las vacaciones ha muchos les dio por viajar a Mérida y visitarla, la gente que le gusta divertirse y pasar su rato de esparcimiento en el puerto aprovechó para visitar de nuevo este lugar reencontrándose con las bondades que la naturaleza provee a quienes llegan a despejar la mente y a descansar.
La zona de restaurantes y bares tuvo en sus interiores regular movimiento principalmente de familias de la ciudad de Mérida o algunas que vienen de visita del interior del país.
Muchos paseantes, principalmente familias enteras visitaron las playas y rincones naturales del puerto, además de quienes acudieron en compañía de sus parejas, niños que jugaban a la orilla de la playa junto a sus progenitoras, otros que acudieron a mirar a las jóvenes extranjeras que llegan cada fin de semana a broncearse aprovechando el buen clima en el puerto.
Entre los extranjeros que destacaron en este día de playa estuvieron unas jóvenes francesas que dijeron venir a hacer investigaciones al estado de Yucatán como parte de su educación para poder hacerse profesionales.
La venta para los dedicados a ofrecer toda clase de productos como Antonio López y Manuel Jiménez como collares, batas, camisas, hamacas, puros, granizados y gorras, entre otros, estuvo regular.
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